martes, 31 de diciembre de 2013

Cuánto dulce debe comer un niño para que no se exceda ni se enferme.



El  dulce se asocia siempre a sensaciones placenteras, de seguridad y de consuelo, ya que es el primer alimento que recibimos cuando nacemos, el dulzor de la leche.
A casi todos los niños les gusta el dulce, y los padres se preguntan qué deben hacer al respecto. La respuesta es no negárselos pero con moderación.
 Por eso es importante saber cuánto dulce debe comer un niño para que no se exceda ni se enferme.
Según estudios internacionales recientes, la población infantil consume cinco veces más golosinas que hace 20 años. El gran problema con los dulces de ahora es que tienen una gran cantidad de aditivos artificiales nocivos para la salud.
Efectos nocivos
“Los dulces conforman el séptimo grupo de alimentos que una persona debe consumir diariamente. Su ingesta no debe ser exagerada e indiscriminada, ya que el exceso produce enfermedades como sobrepeso, obesidad, diabetes y caries dental, cuando no se realiza una buena higiene dental”, . Incluso, el consumo diario de golosinas desplaza a los alimentos de mayor valor nutricional y genera deficiencias a causa de un exceso calórico. Asimismo,puede generar estados de hipereuforia e hiperactividad, seguidos de depresión, tristeza e incluso agresividad. Además, aumento del tejido adiposo corporal y malnutrición”.
Finalmente, si no hay control a la hora de comer dulces, el niño puede presentar dolor abdominal, inapetencia, diarrea, síndromes de malabsorción (trastornos en la absorción y disponibilidad de nutrientes necesarios para el organismo), especialmente cuando la ingesta es abundante, repetida y cotidiana.
Manejar la situación es difícil, sobre todo con aquellos infantes que muestran una necesidad compulsiva por el dulce. Por eso, los padres deben tener estrategias positivas para ayudarles a mejorar sus hábitos alimenticios. Todo empieza con un buen ejemplo en la casa.
Aquí, algunas recomendaciones eficaces para que los niños puedan disfrutar cierta clase de dulces en porciones adecuadas:

1  Cuanto más tiempo el niño demore en conocer la existencia de golosinas y gaseosas, su alimentación será más sana. Llegará el momento en que comer bien ya no sea un sacrificio.
2 Prepárele a su hijo una lonchera saludable y no lo haga por salir del paso. En el mercado, examine las etiquetas cuidadosamente y escoja productos apetitivos pero saludables. Si puede prepararlos en casa con todo su amor, más reconfortantes serán.
Elimine las costumbres propias  para no maleducarlos. Al sentarse a ver una película, por ejemplo, no coma dulces y no tome gaseosa. Los niños son esponjas y todo lo absorben. 
Si de medias nueves u onces les da leche con galletas, deje que tomen las que quieran porque no les está quitando el puesto a ningún alimento saludable. Seguro que comerán lo suficiente, sin hastiarse. Recuerde que puede ofrecerles también alternativas saludables como galletas de avena hechas en casa, tortas de zanahoria, etc.
5 Evite que su casa sea una vitrina de dulce. Ayude a sus hijos a controlar las porciones. Si la familia comparte un delicioso postre, haga que ellos entiendan que con una pequeña porción basta para quedar satisfechos. Tampoco lo use como un premio. Sea un adulto responsable y tenga una actitud equilibrada.
Recuérdeles que si comen mucho dulce y no se cepillan los dientes, se les dañarán. Si les llega a doler la pancita por comer dulce en exceso, use esa oportunidad para hacerles ver con mucho amor que tanto dulce no es bueno para la salud.
No le ponga al dulce rótulos de “malo”, “dañino”, “premio”, “prohibido”. Las palabras extremas están cargadas de una energía peligrosa que pueden causar el efecto contrario y despertarles una ansiedad latente que hará que los deseen aún más. Evite que relacionen su estado emocional (de felicidad, tristeza, aburrimiento, etc.) con el consumo de dulces. Explíqueles que hay alimentos deliciosos y ricos en nutrientes que los ayudarán a crecer.


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